Prevención de enfermedades respiratorias en ovinos y caprinos

Prevención de enfermedades respiratorias en ovinos y caprinos

Las enfermedades respiratorias representan una de las principales causas de pérdida económica en la ganadería ovina y caprina. Estos trastornos no solo afectan la salud y el bienestar de los animales, sino que también reducen la productividad, ya sea en forma de menor ganancia de peso, menor producción de leche o aumento de mortalidad.

La buena noticia es que con un manejo adecuado, medidas preventivas y una vigilancia sanitaria constante, es posible reducir drásticamente la incidencia de estas patologías. En este artículo veremos cuáles son las enfermedades respiratorias más comunes en ovejas y cabras, qué factores de riesgo influyen en su aparición y qué estrategias prácticas podemos aplicar para prevenirlas.

Principales enfermedades respiratorias en ovinos y caprinos

Neumonía

Es la enfermedad respiratoria más frecuente, causada por bacterias (Pasteurella, Mannheimia, Mycoplasma), virus o una combinación de ambos. Provoca tos, fiebre, secreción nasal y dificultad para respirar.

Bronquitis y bronconeumonía

Inflamación de bronquios y pulmones que suele presentarse en animales jóvenes o en épocas de estrés climático.

Rinotraqueítis

Generalmente viral, afecta vías respiratorias altas y se caracteriza por estornudos, secreción nasal y pérdida de apetito.

Parásitos respiratorios

Algunos nematodos como Dictyocaulus filaria pueden colonizar las vías respiratorias, causando tos persistente y bajo rendimiento.

Enfermedades multifactoriales

Muchas veces, las enfermedades respiratorias son el resultado de la combinación de agentes infecciosos, mala ventilación, estrés o deficiencias nutricionales.

Factores de riesgo en la aparición de problemas respiratorios

Las enfermedades respiratorias en pequeños rumiantes rara vez aparecen de forma aislada. Suelen estar asociadas a condiciones de manejo, clima y sanidad:

  • Mala ventilación en establos → acumulación de humedad, polvo y gases irritantes como el amoníaco.

  • Estrés térmico → cambios bruscos de temperatura, corrientes de aire frío o hacinamiento.

  • Deficiencias nutricionales → falta de vitaminas A y E o minerales como el selenio reduce la inmunidad.

  • Alta densidad animal → facilita la transmisión de agentes infecciosos.

  • Transporte o destete → momentos de estrés que bajan las defensas.

  • Higiene deficiente → acumulación de estiércol y polvo que afectan al sistema respiratorio.

Estrategias para la prevención de enfermedades respiratorias

1. Buenas prácticas de manejo

  • Evitar cambios bruscos de temperatura dentro de los establos.

  • Garantizar espacio suficiente por animal para evitar hacinamiento.

  • Reducir el estrés en traslados, destetes o cambios de lote.

2. Ventilación adecuada

  • Los establos deben permitir la entrada de aire fresco sin generar corrientes directas.

  • Eliminar exceso de humedad, polvo y gases.

3. Nutrición equilibrada

  • Asegurar dietas completas en energía, proteína y minerales.

  • Incorporar vitaminas A, C y E, que fortalecen el sistema inmunitario.

  • Valorar suplementos en épocas críticas (destete, invierno).

4. Control sanitario

  • Programas de vacunación frente a agentes respiratorios en zonas endémicas.

  • Desparasitación regular contra nematodos pulmonares.

  • Vigilancia temprana: aislar animales con síntomas para evitar contagios.

5. Higiene y bioseguridad

  • Camas secas y limpias, con material absorbente (paja, serrín).

  • Desinfección periódica de instalaciones.

  • Control de acceso de personas y vehículos para prevenir entrada de patógenos.

Importancia de la detección temprana

Un animal con problemas respiratorios reduce su consumo de alimento y su rendimiento en muy poco tiempo. La detección temprana es clave:

  • Tos frecuente o persistente.

  • Secreción nasal espesa o con sangre.

  • Respiración acelerada o ruidosa.

  • Postura anormal (cabeza baja, cuello extendido).

  • Fiebre y decaimiento.

Cuanto antes se actúe, mayor será la probabilidad de recuperación y menor el riesgo de contagio al resto del rebaño.

Casos prácticos de prevención en explotaciones

  • Explotaciones intensivas: mejoras en ventilación redujeron en un 40% los casos de neumonía en corderos.

  • Ganaderías extensivas: suplementación con vitaminas A y E en épocas de pastos secos disminuyó la incidencia de bronconeumonía.

  • Programas de desparasitación: aplicados de forma estratégica, redujeron significativamente la tos crónica en rebaños caprinos.

Las enfermedades respiratorias en ovinos y caprinos representan un desafío constante para los ganaderos, pero la prevención es la mejor herramienta. Con un manejo adecuado, instalaciones ventiladas, una buena nutrición y programas sanitarios adaptados, es posible reducir al mínimo las pérdidas productivas y mejorar el bienestar animal.

La clave está en la detección temprana y en la aplicación de medidas preventivas de forma sistemática. Así, ovejas y cabras estarán más sanas, productivas y resistentes a las enfermedades.

En definitiva, invertir en prevención respiratoria es invertir en la salud del rebaño y en la rentabilidad de la explotación.

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